Exhala

Se le escapa el niño por los poros, así respira.

Si el niño se escapa es porque lo tiene "interiorizado", por evitar una futura redundancia. Está a gusto sacándolo a pasear en esta esfera temporal. Lo sabe cuidar porque lo conoce, como sabe que de la palma de su mano entiende la de él. Entonces, no tiene miedo a que se escape y así exhala.

Su niño, no se escapa. Juega. Le fascina divertirse en la balanza de las artes. Juega; con la voz de sus manos saltando en cuerdas, disparando fluidez de inocencia genuina, leyendo entrelineas la vida y juega también, a atesorar el tiempo.

Ese niño que otorga caricias invisibles es invencible, se esconde tras de un bello escudo de fabricación propia. Juntó las virutas de amor, apiñó montoncitos de alma y pulió el brillo de su corazón. 

Un niño que juega a las batallas, a veces se pierde en un laberinto de vacíos al que no pertenece y hay que hacerle acordar que su nobleza no es una debilidad. Su armadura es transparente y asombra la comodidad que demuestra siendo fiel a sus anhelos. 

Vaya juego de escape que uno podría perderse de no conocerse a sí mismo. Se puede respirar todo el aire.  Y así, como este es su juego, ganan los dos.


 



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