Imán y repelente

Tiene veintisiempre. "Una nena", pensé cuando la vi, pero no me equivoqué al intuir que cuadraba un poco más conmigo, teniendo en cuenta que para encajar, pude ver que tan "nena" no era.

Esta chica es un tronquito de árbol, tiene constelaciones idénticas a las mías y vibra en paralelo como un espejo, logra leerme más veces de las que creo.

Que la tomo de ejemplo, claro. Logra que recuerde, que viaje al pasado, que mire el presente y que tome el atrevimiento de hacer cosas que solo cuando la veo hacerlas, yo tal vez pueda creer, que también puedo. 

Que si son cuatro años de diferencia, pero ¡qué niña para más asombrosa! Es lindo saber que a veces yo también puedo y quiero mostrarle otras cosas, porque inspira, es de aquellas personas que te dan ganas de llamar y de buscar, con las que te dan ganas de andar para "perder" el tiempo, que no se pierde, con ella se gana.

Ella se atreve a veces más que yo, yo a veces más que ella. 

Le dije un día que ella tenía un imán...un imán para vivir, atrae lo bonito, más que pingüina...para mi es una ardilla. Una ardilla joven que mira con dos ojos llenos de "pisa tierra", una ardilla que sube y que baja, corre y también se cansa, encuentra y esconde, chiquita chispeante.

Ese mismo día le dije que yo tenía un repelente... y vaya repelente, que felizmente no repele a esta ardilla. Repelente, que soy incansablemente exigente...con todo... y conmigo. Ella dice " suponete, lo que querás, lo que sentís, es tu decisión".

Querida ardilla imantada, te dejo saber que me quedo con mi repelente... y que sé que solamente, pero solamente a veces, lograrás quitármelo de encima. 

Repito, SOLAMENTE - A VECES.






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