Felicidades Ange

 Nunca te llamé así, "Ange", que recuerde no. 

Lo que si recuerdo es que pienso en ti de cuando en vez, hablo sobre ti en alguna historia en la que por obvias razones apareces, y es que junto a Yu, son girasoles. 

Esa metáfora siempre me gustó; la del sol, la energía, el mirarse unos a otros...unas a otras. No sé cómo ni en qué momento esa mirada se difuminó. 

Si bien nos conocemos poco menos de la mitad de nuestras vidas,  fue un lazo de hermandad invisible el que sentí contigo, como si fueses una hermana mayor. Voy a detenerme unos instantes en este punto. Si te lo dije o no, no lo sé, siempre admiré tu fortaleza, inteligencia, femineidad, la forma en la que comunicas y disfrutas de la vida. Lo contagiosa y bonita risa que tienes comparada con la mía (que me quedo sin aire). La intensidad disponible y energética de tus lazos en el amor en todas sus formas y la peculiaridad de expresarlo. Lo aguerrida que eres cuando se trata de los tuyos y por sobre todo, de ti; la tienes clara. Aún así, dejas que tu entorno siga su curso, que el día a día te sorprenda o el tan presente dos más dos, que de tanto en cuanto hace actos de presencia, avive la chispa. Si hay un ejemplo de amor propio y de garra ese eres tú.

Si alguien merece celebrar el amor en su vida eres tú y me alegra saber que estás viviendo lo que tu corazón siempre quiso. 

En caso pases por aquí y estés, verte feliz, llena y rodeada de luz y amor, realmente me alegra y es más que seguro que continuará siendo así. Que sea eterna tu sonrisa, que sigas abrazando fuerte, que sigas transmitiendo seguridad y alegría, que brilles donde vayas, que crezcas y que crezcan contigo, que saltes y rebotes muy alto con tus rizos, que te cuiden y te cuides, que mantengas el poder de ser fiel a ti misma, que sigas cumpliendo tus sueños y que por sobre todo celebres siempre, el hecho de estar viva. 

Te quiero rizada.