Santi y el mar

"Las olas son como la respiración de la tierra" - dijo. 

Locura tío, locura.

Adentro de esa locura hay certeza.
En la certeza una verdad.
Verdad lo que uno cree.
Creemos ser conscientes.
¿Qué tan conscientes somos?

Queriendo que el otro cambie.
Diciéndole cómo tiene que hacer cosas.
Que oiga, "¡Oiga usted señor!" - no escuchamos. 
No nos escuchamos.

A veces para escucharnos hay que cruzar océanos.

Escucha, escúchate, a ti.
Consciente de tu escucha interna.
El océano halla calma y allí al fondo, en la deriva, estará el otro escuchándote.

No hace falta gritar, una vez leí.
El silencio aporta y no incomoda.
Escucha el pálpito, el corazón.
Las palabras son innecesarias en el mar calmo, marea baja.
Corazón abierto.

Para que Santi pueda encontrándose en el mar y hablando con la tierra, primero debe perderse él. 




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