El entrenamiento también consume
Pocas veces he sentido caer. Pocas veces he olvidado lo que es estar pier, levantarse.
Pocas veces he sentido que la fuerza se esfumaba, se convertía en espuma flotante, desvaneciendo en el aire e irse.
Los entrenamientos, cualquier tipo, agota. El entrenamiento emocional y personal, también.
Uno no nace preparado para las emociones nuevas; se entrena en eso. Como cualquier otro, el entorno, tu ambiente personal demanda que todas la emociones puedan ser controladas, única y solamente por uno mismo.
La pregunta es, ¿ cómo mierda se supone que uno debe lidiar con una emoción nueva si no sabe como se siente hasta el momento en que le toca vivir eso?
Lo peor, es que no solo son sentimientos involucrados; a eso le sumamos los involucrados, los hechos, lo que se expresa, etc. Si sumamos todo eso, ¿qué resultado tenemos?
Todo. "Experiencia de vida" lo llaman algunos.
Y sí, el dichoso entrenamiento que uno va obteniendo mientras vive estas experiencias, es y lo he comprobado, ARDUO. De por sí, arduo, ya es una palabra que al pronunciarla, lográ que la lengua rechine más de lo normal al pronuncia la "r", entonces, díficil.
Ya son un poco más de 36 meses y las malditas experiencias me sofocaron como una avalancha de males y más de a lo que realmente se le puede llamar "MALAS experiencias de vida", de las cuales por su puesto, me niego aprender lo mucho que me quieren enseñar, y de las cuales rescató lo que quiero llevar conmigo, es decir, usualmente lo inservible.
Me pregunto entonces, ¿a que experiencias y a que entrenamientos le tengo que dar las gracias?
Mi respuesta; ni una ni otra.
RESIGNACIÓN TOTAL.
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