Ingratamente
Ingratamente y lamentablemente no se puede saber la verdad hasta después de un tiempo. Tiempo que deja incertidumbres en el camino, mientras se espera que esa verdad llegue a las manos. Tiempo que se disfruta dulcemente, mientras se termina de consolidar las pruebas de la verdad que poco se espera.
Llega el día, llega esa tarde que poco se quiso que llegara. Todo bajo la luz tenue de un foco que ya perdió su fuerza y sus ganas de querer seguir iluminando...vaya...tan poco como lo ideal. Sí, se observa el bienestar fiestero tanto como las agallas de decir otra cosa que no era "mentí" días después...
Otra era. No lo que se escuchó en esos días, lo que se relató en historias aburridas días después, no era. Fue lo que no se quiso que ocurriera nunca, lo que se imaginó que pasaría, la arrogancia y lo ingrato que se esperó desde un principio...lo que siempre suele suceder cuando se encuentra en unos días alejado bajo la sal asoleada, hirviendo de ardor en cada palabra que no es desmentida, sino coronada con agudeza.
Se crean nuevas situaciones con esas pruebas....y no son imaginarias. Solo esperando el momento adecuado, buscando las palabras correctas a utilizar para que caiga en la invisible red de lo incrédulo.
Incrédulo. Sombrío mientras que olas grises y voces fueron testigos.
Caradura.
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